Los Fuegos fatuos
Existen cientos de mitos y leyendas relacionados con extrañas luminarias nocturnas. Pequeñas luces, destellos y llamas que aparentemente no responden a las leyes de la física conocida por el momento. De entre todas ellas, quizás las más antiguas sean los fuegos fatuos, unas fugaces luminiscencias que aparecen en cementerios y zonas pantanosas relacionadas con la inflamación espontánea de ciertas materias, pero que en algunos casos, parecen retroceder ante la presencia de observadores.
Existen cientos de mitos y leyendas relacionados con extrañas luminarias nocturnas. Pequeñas luces, destellos y llamas que aparentemente no responden a las leyes de la física conocida por el momento. De entre todas ellas, quizás las más antiguas sean los fuegos fatuos, unas fugaces luminiscencias que aparecen en cementerios y zonas pantanosas relacionadas con la inflamación espontánea de ciertas materias, pero que en algunos casos, parecen retroceder ante la presencia de observadores.
La espontaneidad y la corta duración de estas luminiscencias las convierten en algo prácticamente imposible de captar en imágenes, lo que aumenta su halo misterioso y enigmático que, desde los primeros reportes hace ya muchísimo tiempo, no ha hecho más que aumentar ante la falta de una respuesta científica a este fenómeno.
Las teorías son muchas y variadas y van desde la inflamación espontánea de sustancias
animales o vegetales en descomposición, fósforo y gases como el metano, organismos
bioluminiscentes, o simplemente el brillo de las sales de calcio presente en las osamentas.
Ciertamente, ninguna de estas teorías explica el porqué las azuladas llamas parecen tener
cierto patrón de movimiento, mantener su forma y tamaño durante varios minutos e incluso
desplazarse contra el viento. Para los gases se necesitaría una fuente de ignición, los
organismos bioluminiscentes difícilmente podrían adoptar la forma y características de una
llama, el fósforo no suele tomar los tonos azulados asociados a los fuegos fatuos y las
osamentas, por norma general, tampoco forman llamas y suelen estar enterradas…
Por último queda la explicación más antigua, la que viene dada por mitos y leyendas del
folclore europeo que relacionan directamente los fuegos fatuos con motivos menos terrenales
y científicos. Según algunas leyendas, estas extrañas luces son fruto de espíritus malignos
que intentan desviar a los viajeros de su camino. En otras se dice que son los espíritus de
niños sin bautizar o nacidos muertos que danzan con su luz entre el cielo y el infierno. Otros
mitos, más románticos, las relacionan con hadas del bosque o personajes y criaturas un
tanto oscuros.
Mucho y variado es lo que se puede leer sobre los fuegos fatuos, pero lo único cierto es que
a día de hoy se continúa sabiendo lo mismo que hace siglos; absolutamente nada. Sea como
fuere, si alguna vez os encontráis alguno ante vosotros, no os recomiendo acercaros a
encender con ellos un cigarrillo.
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